Oda al verano

Oda al verano


Verano, violín rojo, 
nube clara, 
un zumbido 
de sierra 
o de cigarra 
te precede, 
el cielo 
abovedado, 
liso, luciente como 
un ojo, 
y bajo su mirada, 
verano, 
pez del cielo 
infinito, 
élitro lisonjero, 
perezoso 
letargo 
barriguita 
de abeja, 
sol endiablado, 
sol terrible y paterno, 
sudoroso 
como un buey trabajando, 
sol seco 
en la cabeza 
como un inesperado 
garrotoazo, 
sol de la sed 
andando 
por la arena, 
verano, 
mar desierto, 
el minero 
de azufre 
se llena 
se llena 
de sudor amarillo, 
el aviador 
recorre 
rayo a rayo 
el sol celeste, 
sudor 
negro 
resbala 
de la frente 
a los ojos 
en la mina 
de Lota, 
el minero 
se restriega 
la frente 
negra, 
arden 
las sementeras, 
cruje 
el trigo, 
insectos 
azules 
buscan 
sombra, 
tocan 
la frescura, 
sumergen 
la cabeza 
en un diamante. 

Oh verano 
abundante, 
carro 
de 
manzanas 
maduras, 
boca 
de fresa 
en la verdura, labios 
de ciruela salvaje, 
caminos 
de suave polvo 
encima del polvo, 
mediodía, 
tambor 
de cobre rojo, 
y en la tarde 
descansa 
el fuego, 
el aire 
hace bailar 
el trébol, entra 
en la usina desierta, 
sube 
una estrella 
fresca 
por el cielo 
sombrío, 
crepita 
sin quemarse 
la noche 
del verano. 

Pablo Neruda (1.904 - 1.973)
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